La era digital en el sector jurídico

La transformación digital es un proceso que utilizan empresas públicas y privadas con  el fin de optimizar el desempeño de sus actividades laborales; no obstante, para los  profesionales en derecho y algunas firmas jurídicas ha sido un poco difícil adaptarse a  estos cambios que se viven en un mundo globalizado, lo que implica, simultáneamente,  la necesidad de aprender a trabajar con las nuevas tecnologías. Esto con el objetivo de  poder nivelar los desafíos jurídicos que se viven dentro de este sector, y desarrollar  nuevas ideas y soluciones eficientes para cada cliente en particular. 

La pandemia ha sido un excelente indicador para demostrar que ninguna profesión está exenta de sufrir cambios en su ejercicio cotidiano; todos los oficios se han visto en la  necesidad de implementar sistemas tecnológicos y digitales que les permitan aumentar  y continuar con sus actividades ordinarias. En el caso de la industria legal, las personas  y las instituciones públicas se han visto obligadas a desarrollar soluciones inteligentes  apoyadas en las nuevas tecnologías para aumentar su rendimiento laboral y mejorar la  gestión en asuntos legales. 

Para entender mejor el concepto de nuevas tecnologías y su relación con el derecho, es  necesario explicar el significado de industria 4.0, ya que este es el componente base  que permite ejecutar los procesos operacionales de una empresa o persona. En ese  orden de ideas, la industria 4.0 consiste en el desarrollo de las tecnologías de la  informática y las comunicaciones, también es un fenómeno que acelera las  innovaciones basadas en la robotización, la inteligencia artificial, la interconexión  digital y la industria conectada; lo que se traduce en una posibilidad de integrar todos  los servicios que ofrece una empresa para lograr su objeto social. Ahora bien, unas de  las ventajas que ofrece implementar este tipo de avances digitales dentro del sector  legal son las mejoras de relaciones con clientes, la reducción de costos, el aumento del  portafolio de servicios y de la competitividad para la solución de necesidades que se  viven a nivel internacional dentro de un mercado específico. Igualmente, permite crear  portafolios jurídicos innovadores, eficientes y preventivos en cada campo del derecho.

El derecho es una profesión que se caracteriza por ser muy transversal; lo que significa  que cada rama que la conforma se encuentra en un proceso de aproximación hacia el  mundo digital según sea el caso, por ejemplo: el estudio del derecho penal abordado  desde la óptica, o la profundización en evidencias digitales. Otro caso puede ser el  derecho a la propiedad intelectual con énfasis en patentes e ideas tecnológicas; o el  derecho administrativo desde el enfoque del gobierno en línea. 

Por otro lado, en lo que respecta al gobierno colombiano, este se ha preocupado por  implementar la transformación digital en cada una de las entidades que hacen parte de  las ramas del poder público; para tal fin, se ha asesorado con El Consejo Nacional de  Política Económica y social [CONPES], el cual es la máxima autoridad nacional de  planeación para coordinar soluciones en temas económicos y sociales en el país. En este orden sentido, se destaca el CONPES 3975, en el que se formuló una política nacional  para la transformación digital, cuyo objetivo es potenciar y generar valor social que  ayude al sector público y privado a impulsar la productividad y favorecer el bienestar  de los ciudadanos; de esta manera se logra aprovechar las oportunidades y enfrentar  los retos relacionados con la cuarta revolución industrial [4RI]. 

Llegado a este punto, es imperativo mencionar los fenómenos modernos que  involucran a la industria legal actualmente; Richard Susskind manifestó en su libro El  abogado del mañana (2020) que existen tres aspectos que están afectando la industria  jurídica: Cambios del mercado, fenómenos tecnológicos y desregulación, por tal razón,  considera que los abogados de ahora en adelante deben tener una formación en forma  de “T”, es decir que, además de tener los conocimientos básicos de esta carrera  tradicional, también deben conocer temáticas relacionadas con la industria 4.0: conocer  el Big data, comercio electrónico, protección de datos personales en medios  informáticos, e inteligencia artificial con el fin de ser aplicados en la vida y en el ejercicio  de su profesión. 

Para ilustrar mejor los beneficios de la industria 4.0, sabemos que las grandes firmas  jurídicas en Estados Unidos y sus altas cortes, por ejemplo, utilizan avances modernos  y sofisticados para resolver los conflictos que se presenten entre ciudadanos, en otros  casos, aplican la tecnología del big data para generar trazabilidad de los servicios prestados a sus clientes para así tener indicadores sobre sus operaciones, y poder  identificar patrones de acciones que permitan diseñar un producto o idea para una  necesidad en particular. Así mismo, esto permite que las empresas hagan sus gestiones  más eficientes; y por último, en algunos despachos judiciales utilizan robots que  cumplen la función de simular un auxiliar jurídico para resolver esas tareas  complicadas que demandan tiempo. Todo lo anterior coadyuva a prestar servicios  legales novedosos. 

Para ir concluyendo sobre la situación que se está viviendo en el mundo jurídico y su  relación con las nuevas tecnologías, sería pertinente afirmar que el sector académico  representa una oportunidad para diseñar una hoja de ruta orientada a mejorar y/ o  fortalecer las habilidades digitales de los estudiantes, ya que las universidades tienen  la misión de formar a los futuros profesionales en derecho, y en algunos casos, estos  institutos están desconectados de la realidad laboral que se vive. Por tal razón, capacitar  a los profesores es una manera de empezar a garantizar los mecanismos para una  educación actualizada en el área del derecho informático.  

La era digital está teniendo un impacto tan profundo y estructural, que la única manera  de poder adaptarse a los retos que se viven en la actualidad es preparándose interdisciplinariamente para crear soluciones contundentes, lo que implica la  necesidad de una visión más amplia sobre lo que significa ser abogado. Hoy, con todos 

los avances tecnológicos que se viven, resulta oportuno educar un jurista más íntegro  que se interese por tener conocimientos específicos y que los aplique de manera  paralela con los valores éticos ante cada cliente y utilizando herramientas de la cuarta  revolución industrial para soluciones enérgicas y sostenibles. 

José Luis Tirado Prieto.

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